Un pulmón 'robado' ¿Cómo nos vemos los peruanos?
Imagen tomada del FB de El Otorongo
Un pulmón robado
¿Cómo nos percibimos los peruanos?
Después de haber creado tremendo escándalo en torno a la desaparición de un pulmón de la muestra itinerante ‘El Cuerpo Humano. Real y Fascinante’ se llega a revelar que todo ello no fue más que una burda farsa, y ahora llegamos al otro cabo de la historia descubriendo que en todas partes se cuecen habas y que el autor del ‘robo’ fue la misma gente encargada de la famosa exposición. Un poquito de fe amigos, que los pendencieros están en todas partes y la ‘viveza malandrina’ no es patrimonio exclusivo del peruano, al menos no de todos.
Cuando leà sobre el hecho lo primero que pensé fue “¡C***jo! ¡Qué vergüenza, justo tenÃa que suceder acá!†y es que -valgan verdades- en Perú vivimos un ambiente de recelo, en especial hacia nuestros compatriotas; enmarcado en una realidad muchas veces decepcionante vista a través de las noticias, en la que se evidencia que tener fe en el prójimo es de tontos, idea que se refuerza con robos, estafas, cutras, aceitadas, faenones, ¿cómo es, hermanito?, congresistas ineptos (o corruptos, o ambos), leyes injustas, desigualdades sociales… ¿Sigo?
Más fácil resulta creer -a veces- en un desconocido, o un extranjero, o quien sea que no sea otro compatriota (Quizá eso explique en parte lo de Fuji en el 90, los milagreros brasileños, las iglesias de coreanos, los ‘quality products’, etc). Ésa, desgraciadamente, es un alienación atávica que nos viene de las épocas en las que se querÃa repoblar el Perú con extranjeros para ‘mejorar la raza’, y de imposiciones culturales de virreinatos e imperios económicos que hemos vivido por centurias.
Bueno, en este caso del pulmón, la ‘viveza’ fue urdida por la empresaria peruana, Susan Hoefken, en coordinación con los mismos estadounidenses, Premier Exhibitions, dueños de la muestra, como parte de una ‘estrategia publicitaria’. ¡Claaaro! Publicidad para la muestra, pero mala imagen para Perú, por lo que ya hay quienes se pronunciaron -como Mercedes Aráoz- pidiendo una penalización para Hoefken y la empresa organizadora del evento, y hay otros más radicales -los internautas de  las redes sociales- quienes piden que la señorita Hoefken sea disecada o que, por favor, alguien le quite los pulmones. La indignación es clara.
En esta caso podemos cargarle parte del muerto a alguien más que no sea un peruano (a pesar de que también hay una implicada), ¡Menudo consuelo! En fin, lo único rescatable del embrollo y de descubrir que no haya sido cosa únicamente de ‘peruchos’ es que se puede palpar que los peruanos aún no hemos perdido la capacidad de indignarnos ante la conchudez o la injusticia, y que muchos sentimos que nuestra imagen y honorabilidad sigue siendo de suma importancia. Claro, que hay casos y casos, éste es el de un pulmón muy bien publicitado, pero no hay que dejar de indignarse y combatir otros hechos como las muertes en Majaz, los problemas indÃgenas en Bagua, los lÃos con Doe Run, las luchas por el agua en Cusco…
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Kalki